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Cambio climático y demás...

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Atalayero:
Los servicios de limpieza despegan del suelo 2.100 masticables cada día, sólo en el centro. Eliminar uno sale por 0,11 € y en la tienda cuesta 0,05 €.
Un chicle es barato, 0,05 euros, pero limpiarlo cuando se queda pegado en las aceras resulta bastante más caro: 0,11 euros cada uno, más del doble de su precio en la tienda. Y lo malo es que la mala educación de muchos siembra las aceras del centro de pegotes.
Los servicios de limpieza municipales cuentan con una patrulla formada por dos operarios que recorre todas las mañanas el centro de la ciudad despegándolos. Al final del día, recogen una media de 2.100 chicles, lo que supone un coste de más de 5.000 euros al mes.
Los operarios llevan un eliminador de chicles y una máquina de hidrolimpieza que despega las gomas con vapor de agua a presión, a 150 grados de temperatura. La máquina se compró hace tres años y costó 47.000 €.
Los quitachicles recorren plaza Aragón, Independencia, plaza España, Coso, Alfonso I y plaza del Pilar. Completar todo el itinerario les lleva dos meses de trabajo. Además del efecto de suciedad y de lo molesto que resulta que se te peguen en el zapato, los chicles se limpian por el efecto que pueden causar en la salud.
Un estudio del Ayuntamiento de Pozuelo (Madrid) asegura que las gomas de mascar pueden acumular hasta 50.000 gérmenes transmisores de enfermedades como la neumonía y es muy difícil evitar que niños o animales entren en contacto con ellos si están en el suelo.
Un problema mundial
Despegar los chicles del suelo se ha convertido en un problema en casi todas las ciudades. En el paseo del Parque de Málaga se acumulan unos 48.000 chicles y los quitan con una espátula. En Murcia organizan limpiezas de choque una vez al mes y cada goma les sale por 0,30 euros. Pero la cosa todavía llega más lejos en Liverpool (Inglaterra), donde gravan cada paquete de chicles con un impuesto, o en Pekín (China), donde se han planteado ilegalizarlos tras recoger 600.000 chicles pegados al suelo en la plaza de Tiananmen.

Una solución.
Ni los más acérrimos defensores del chicle podían negar una cosa: se pega, es sucio y pegajoso. Hasta hora, porque científicos británicos han desarrollado una goma de mascar que no se pega, que puede ser fácilmente eliminada del pavimento, zapatos y ropa.
La nueva goma de mascar, resultado de una investigación con polímero de la Universidad de Bristol, podría ser lanzada comercialmente en el 2008, dijeron el viernes sus patrocinadores.
"La ventaja de nuestra Clean Gum es que tiene un gran sabor, es fácil de eliminar y tiene el potencial de ser ambientalmente degradable," dijo Terence Cosgrove, un profesor de química que ayudó a fundar una compañía llamada Revolymer para comercializar la tecnología.
Las gomas de mascar son fabricadas de latex sintético, que es resistente al clima y es altamente adhesivo. La goma desarrollada agrega un nuevo polímero especial para modificar sus propiedades, haciéndolo menos pegajoso.

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