Ya he dicho otras veces que la cultura y la política, al menos en su forma más estricta, deberían caminar por separado. El mismísimo Cela decía que para culturizar este país, el primer paso era clausurar el ministerio de cultura. ¡Que razón llevaba!
Digo esto, porque hoy he tenido constancia de un asunto en el qu ellevo un tiempo implicándome: Tibet. China sigue, en nombre de su supuesta república popular y marxista -probablemente Lenin y Engels siguen retorciéndose en sus tumbas al ver lo que hay- manteniendo su poder sobre el territorio Lama. El próximo 7 de agosto, la Fundació Casa del Tíbet de Barcelona ha convocado una protesta pacífica de luz, invitando a que a las 20:00, todos aquellos que estén preocupados por la situación del país de las montañas, coloquen una vela encendida en su ventana. Y quienes puedan pasar por Barna, se acerquen a Plaça Catalunya y enciendan una, junto con el resto de asistentes.
La fecha se ha elegido ante la inminente celebración en China de las olimpiadas. Y en principio creí que era el mismo día de apertura, pero se trata de hacerlo un día antes.
Por un lado, quiero encender esa vela. Por otro... me veo confuso ante decidir si se mezclan los dos temas, que a simple vista y por encima, parece que es así. Por lo que voy a ir meditándolo hasta el próximo Jueves, pero ya aprovecho para dejarlo por aquí, por si alguien se anima y enciende una vela por la libertad.
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