He leído el reportaje de SALGAI sobre tu proyecto en la escuela de Karrantza. Me parece soberbio, Kresala. No te andas con chiquitas, no; has creado tú solito y en un curso la única granja-escuela dentro de un centro escolar de Euskadi. Mi enhorabuena. Un ejemplo para todos esos burócratas y chupatintas a los que se le llena la boca hablando de la Agenda 21, el medio ambiente, la naturaleza, etc...
Espero que nos muestres las fotos que has prometido. Y cuéntanos algo más de tu experiencia, que a buen seguro que historias y anécdotas tendrás unas cuantas.
Me uno a lo dicho por galipolucense en el sentido de que experiencias como ésta hacen falta en las escuelas, que ya vale de pasarse las horas hablándoles a los niños de los cuadriláteros, las oraciones transitivas, los movimientos de rotación y la suma de quebrados. La escuela debería ser práctica. No cabe duda que los niños aprenden más cuando están a gusto, cuando ven que los maestros se preocupan por sus intereses y curiosidades y les prestan atención. Lo del "siéntate y estate quieto" era de hace 40 años. No hay nada como lo que tú buscas con tu proyecto: que los niños se diviertan mientras aprenden cosas cotidianas pero, a la vez, importantes. Tal vez, las más importantes porque son también las más cercanas a la vida diaria.
Yo fui una alumna aventajada pero todavía no me he encontrado en mi vida con el Sr. Diagrama de Benn, ni con el Sr. Pretérito Pluscuamperfecto, ni tampoco con el Sr. Leovigildo ....... ¿De qué me sirvió aprenderme de memoria todo aquello?.
Y una vez más decir lo que pienso: Kresala, ánimo, en Zierbana te han desperdiciado por tener luz propia. Eso molesta y asusta a los prepotentes ignorantes que gobiernan en tu pueblo.
Permíteme que te cuente un cuento; quizá, tú se lo puedas contar mañana en tu biblioteca escolar.
Cuenta la leyenda que una vez una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga. Ésta huía rápida pero la feroz depredadora iba detrás de ella y no desistía.
Huyó un día y ella la seguía. Huyó dos días y ella la seguía sin parar.
Al tercer día, ya cansada y sin fuerzas, la luciérnaga paró y le dijo a la serpiente:
--¿Puedo hacerte tres preguntas?
--No acostumbro a conceder esta petición a nadie pero, como te voy a devorar, puedes preguntar lo que quieras –respondió la serpiente.
--¿Pertenezco yo a tu cadena alimenticia? –preguntó la luciérnaga.
--No –respondió la serpiente.
--¿Yo te he hecho daño alguna vez? –volvió a preguntar la luciérnaga.
--No –respondió la serpiente.
--Entonces, ¿por qué quieres acabar conmigo? –preguntó finalmente la luciérnaga.
Y la serpiente respondió: --Porque no soporto verte brillar.
Moraleja: Sigue siendo tú mismo, auténtico, aunque tu luz moleste a los depredadores.