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Cae el último tanque de CLH
Atalayero:
La parcela, de 16 hectáreas, recuperará su carácter de marisma y acogerá un aula de la naturaleza junto a un observatorio de aves
Apenas un amasijo de escombros recuerda ya la presencia de CLH en el entorno de la playa de La Arena. El derribo de los 16 grandes tanques de hidrocarburos que durante décadas industrializaron el paisaje costero culminó en septiembre. Ahora se iniciará la descontaminación de los terrenos, que se reconvertirán en marisma. La compañía logística comenzará este mes unos trabajos de limpieza que se prolongarán seis meses y culminarán en verano.
El plan de intervención será similar al que acaba de finalizar en las antiguas instalaciones de CLH en Valencia. Allí, la petrolera trató 500.000 toneladas de tierras. En Muskiz actuará sobre una parcela de 16 hectáreas, similar en superficie a 20 campos de fútbol. En primer lugar retirará los escombros y después descontaminará el suelo. «Los terrenos recuperables se limpiarán y el resto se llevará a vertederos especiales», aseguran fuentes de la compañía.
Finalizada la limpieza de las tierras, se procederá a revegetar la zona con especies autóctonas. La ambiciosa operación cambiará por completo el paisaje costero en apenas dos años. La parcela, liberada del uso industrial, recuperará su carácter de marisma y acogerá un observatorio de aves. El Ayuntamiento de Muskiz, además, pretende convertir en un ambicioso centro de interpretación las dos edificaciones que acogían las viejas oficinas de CLH, únicas que permanecen en pie.
El Consistorio minero, precisamente, acaba de adjudicar la realización del proyecto básico para convertir en un aula de la naturaleza ambos inmuebles. «Es un requisito indispensable para que Costas nos otorgue su concesión administrativa, paso previo a la realización de cualquier obra», aclara el concejal de Medio Ambiente, Marcos Cucó.
Parking para autobuses
El futuro centro de interpretación tendrá unos 1.000 metros cuadrados de superficie. Acogerá una sala de proyecciones, un pequeño museo natural y diversos carteles que explicarán a los visitantes la recuperación del frente costero. Dispondrá, además, de un parking de 25 parcelas para coches y autobuses escolares. La instalación, no obstante, se integrará en el entorno. «Hemos desechado incluso la construcción de una gran plaza peatonal para no afectar a la marisma», desvela Cucó.
Pero la recuperación del entorno de La Arena no quedará ahí. El Gobierno central contribuirá también a la restauración ecológica de una playa que figura entre las más utilizadas de Euskadi y que cada verano congrega, en función de las condiciones meteorológicas, a cerca de un millón de bañistas. A través del Ministerio de Medio Ambiente, invertirá ocho millones de euros para habilitar un paseo marítimo a lo largo del arenal y varias sendas peatonales. El proyecto incluirá, además, la construcción de un bidegorri y la reordenación de los aparcamientos y los locales de hostelería, que se alejarán de la lámina de agua.
Todas estas actuaciones se ejecutarán en la margen derecha del río Barbadun. En la orilla opuesta ya se ha empezado a actuar sobre las marismas de Pobeña. Allí, el Ejecutivo central ha comenzado a reparar los taludes que sirven de contención a las mareas y a sustituir el pavimento del paseo peatonal para evitar resbalones. También se renovará el mobiliario urbano con fuentes, bancos y papeleras. Las obras, que se desarrollan sobre dos hectáreas de terreno y están valoradas en 388.000 euros, se iniciaron en septiembre y culminarán en primavera.
Fuente: El Correo (Unai Morán)
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